Carl Gustaf Mosander, en 1826, descubrió que el cerio contenía dos nuevos elementos. A uno lo denominó lantano, del griego yacer escondido, y al otro didimio, gemelo en griego, por su gran parecido con el lantano. Durante muchos años el didimio, de símbolo Di, fue tomado como un elemento químico y como tal apareció en muchos libros y publicaciones científicas.
Años después, en 1878 el espectroscopista Marc Delafontaine creyó hallar en el didimio un nuevo elemento que llamón decipio (del latín engañar) que resultó ser una mezcla de elementos.
Un año más tarde, el francés Paul-Émile Lecoq de Boisbaudran desenmascaró el decipio. Estudió y purificó didimio obtenido de la samarskita y aisló un elemento contenido en el didimio y que por su procedencia denomino samario.
El suizo Jean-Charles-Galinard de Marignac al purificar el samario descubrió un nuevo elemento, a quien Boisbaudran denominó Gadolinio en honor al finlandés Johan Gadolin, pionero del estudio de las tierras raras (lantánidos y actínidos).
En 1885, Carl Auer Freiherr von Welsbach informó que había dividido el didimio en dos componentes. A uno de ellos le llamó praseodimio, por el color de sus sales (del griego gemelo verde). Al otro componente le denominó neodimio (nuevo gemelo). Por lo que el didimio no era más que la mezcla de esos dos elementos, el praseodimio y el neodimio.
A lo largo de la historia de la química se han conocido más de cien elementos que, hoy día, como el didimio, han dejado de serlo. Caben destacar el celtio, damario, demonio, donario, incógnito, cosmio, masurio, filipio, niponio, rusio, nigrio, norio, pelopio.
28 marzo, 2006
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1 comentario:
jaja, el demonio tenía su gracia, jaja
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