Ahora que estamos en el Mundial de fútbol, si ese insulso deporte en el que corretean 22 hombres detrás de un despojo esférico que no lleva a ninguna parte. Con lo que acabo de decir puede parecer que poseo una concepción pragmática de la realidad. Es cierto, pero no es el hecho en sí del deporte ese, sino su importancia en nuestra sociedad y sus repercusiones. El fútbol es un deporte como otro cualquiera, no tiene nada en especial desde un punto de vista objetivo y desde el punto de vista subjetivo sólo tiene la importancia de que a todos les gusta, o se supone.
Todo empieza con la típica pregunta al niño preguntandole su equipo favorito ¿por qué un niño de 5 años va a tener un equipo favorito si ni siquiera distingue las realidades del mundo en el que vivimos?
Luego pasamos a la etapa adulta, aquella en la que muchos piensan en el fútbol como algo que les representan, es decir, que si su equipo gana una imensa satisfacción le invade sin saber el motivo porque no has hecho nada. Ahora, si el equipo pierde, la persona adicta al fútbol no se siente decaido ni triste como deberia ser, sino enfurecido con el equipo. Y pregunto yo ¿si los que se enfadan tanto con el equipo son tan rápidos y ágiles que pueden ganar ellos, porque es lo que dan a entender, por qué no juegan ellos?
En este momento es cuando entro en las cuestiones existenciales (:P) y hago una pregunta (de las muchas que he hecho) ¿por qué tanto entusiasmo por el fútbol? Replantearé la pregunta: ¿por qué alegrarse si gana tu equipo, por qué apoyarlo y por qué saber la vida de todos los jugadores si a ellos no les importa tu existencia?¿qué nombre aparece en el contrato multimillonario?¿a quién aclaman si es buen jugador, aparece en anuncios e incluso pasa a la historia? Desde luego el seguidor no va a ser. Piensalo antes de darle tu dinero a un jugador de fútbol.
20 junio, 2006
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2 comentarios:
Toda la razón, Monglomorolo. Y lo peor, ese dinero se lo quedan gente que ya tienen tanto que no saben en que gastarlo mientras hay gente que se muere de hambre.
Es un deporte tan idealizado y con unos fines de aborregamiento tan marcados que no merece existir.
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